Bajé las escaleras lo más rápido que pude. Sabia que tú me esperabas bajo, sentado en una silla de la cocina, comiéndote una tostada y bebiendo un vaso de leche con azúcar. Pensábamos ir a dar un paseo, pero la tormenta empezaba a ser más fuerte y casi daba miedo salir fuera. Nos sentamos en la cama, luego nos tumbamos, me abrazaste, te besé y la noche transcurrió despacio. No teníamos prisa, nos daba igual si el tiempo pasaba o no. Si la tormenta se calmaba, si se inundaba la ciudad... Poco a poco iba amaneciendo, no nos dimos cuenta, ignorábamos el tiempo y el espacio. Solo necesitaba de ti y tú de mi.Los rayos del sol se iban colando entre las cortinas...
(31 de Abril, 2008)